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7/10/14

Capitulo II: Un nuevo comienzo

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1713, en cierto lugar del caribe...





Robin despertó en el bote de remos. Hacía ya mucho tiempo que no tenía esa pesadilla. Y pensar que ya habían pasado 10 años desde aquel día.

Estaba amaneciendo.

Se quedo tumbada en aquel revoltijo de mantas un rato más. Al final decidió levantarse. La muchacha paso toda la mañana observando el mar. Escudriñando el horizonte por si pasaba algún barco. Hacia medio día fue capaz de divisar una isla a estribor. Empezó a remar con fuerza. Bajo un sol de justicia costaba más de lo que parecía, sobre todo si no habías probado bocado en 5 días; aun así siguió remando  y en poco tiempo llego a tierra.

Arrastro el bote hasta tierra. Hacía ya quince días que no pisaba tierra firme. Tampoco lo había echado en falta. Llevaba ya mucho tiempo viviendo así.

Aun así la sensación de pisar arena le resulto placentera.

Se sentó en la arena un rato, pensando que hacer. La isla no parecía estar habitada, así que decidió explorarla. Se acerco al bote y cogió el sable que escondía entre aquel revoltijo de mantas en las que dormía  desde hace una quincena, y se lo metió en el cinturón que llevaba a la cintura.

La verdad es que la chica tenía una pinta horrible.



La camisa que usaba le estaba muy grande, y se había  roto por la parte del cuello, además había perdido el color blanco que tenia originalmente. Y los pantalones piratas en color arena estaban igual de horribles. La muchacha no tenia zapatos y su pelo largo estaba enredado y totalmente enmarañado.
Robin decidió abrirse camino entre la maleza de la selva que se extendía ante ella. Con el sable iba abriéndose paso, buscando algo que llevarse a la boca, y lo más importante, un poco de agua.

En un golpe de suerte consiguió encontrar lo más parecido a un lago. Un riachuelo de agua cristalina desembocaba en una cavidad en la que se acumulaba el agua.

La chica miro por si había algún animal peligroso, al ver que todo parecía desierto, Robin se quito la ropa y la dejo en la orilla. Se zambullo en la charca, y nado un largo rato. Bebió agua y se recompuso un poco.

Se lavo un poco el cuerpo, manchado de sangre seca. Y también limpio sus heridas. Robin también limpio su ropa y la tendió en una roca. Ya no quedaba nada más que esperar.

Siguió nadando un rato más. Después salió del agua y con los dedos desenredo su cabello. Su ropa se seco en poco tiempo. Se vistió de nuevo y decidió buscar un poco de comida.

La chica se sentía mucho mejor después de beber algo.  Volvió a la playa donde había desembarcado. No sabía dónde buscar comida, así que pensó que lo mejor sería volver al mar después de descansar.
Pero la chica escucho un ruido. Decidió caminar a ver qué o quién lo había causado. Se guió por su sentido auditivo, hasta que dio con un pequeño pueblo pesquero en el que había un puerto. Robin se sorprendió, había jurado que la isla estaba desierta.

Sin embargo no vio a mucha gente por el pueblo. Estaba  prácticamente desierto. Eso le hizo sospechar, y Robin se acerco a una mujer

-¿Disculpe, y la gente?

-Están en la plaza, van a castigar a un muchacho, nadie quería perdérselo- dijo ella suspirando-¿No eres de aquí?- pregunto después prestando atención a la chica

-No, yo… em, mi barco naufrago, he llegado aquí en un bote- Mintió la chica

-¿¡Un naufragio?! Pobrecita, ven, te daré algo de comer y ropa nueva- se ofreció la mujer

-No, tranquila, estoy bien- dijo Robin rechazando la oferta- ¿Por donde está la plaza?

-Si insistes… Este en esa dirección.- le indico la mujer señalando con el dedo.

Robin siguió la indicación de la mujer. La plaza era un sitio muy destartalado, apenas tenía unas cuantas cabañas rodeándola y en el centro había un poste.

Todo estaba en silencio, salvo algún alarido ocasional. Robin empezó a preocuparse.

En el poste de madera estaba encadenado un chico. No debía de tener ni 15 años… Tenía la espalda descubierta y ensangrentada. No se le veía la cara. Y estaba rodeado por la gente local. Robin se acerco más.

Se dio cuenta de que había una niña que lloraba entre la multitud. Robin se acerco a ella:

-¿Lo conoces?

La niña miro pensativa a Robin, se seco las lágrimas con el brazo y tomo aire

-Sí, no es justo, nadie lo detiene- contesto sollozando de nuevo

-¿Qué ha hecho para recibir ese castigo?- pregunto Robin interesada en el muchacho

-En realidad es culpa mía…- dijo la niña llorando más fuerte. Robin se agacho hasta estar a la altura de niña.

-¿Me lo vas a contar?- pregunto ella suavemente

-Esta mañana… Desembarcaron unos barcos ingleses, mi madre lleva la única taberna del pueblo.

<<Entraron haciendo mucho ruido,  se sentaron en la mesa y pidieron ron, a mi madre no le quedaba nada mas, nuestra aldea es muy pequeña y no vienen muchos mercaderes… Pero ellos no estaban contentos. Amenazaron a mi madre con venderme como esclava si no les serbia ron. Ese chico estaba en la taberna, también acababa de llegar. Pero hecho a los guardias a puñetazos, solo para defenderme a mí, pero ellos son guardias… Le dijeron que lo pagaría caro. Y ya llevan media hora así, y nadie quiere parar eso, es tan injusto>>

La niña se deshizo en lágrimas. Robin estaba conmocionada. Se levanto y camino segura hacia el centro del círculo, apartando  a la gente. Hasta situarse en medio. Allí, junto al chico se encontraba un hombre también uniformado, con un látigo en la mano. Alzo de nuevo la mano y golpeo la espalda del muchacho, este gimió.

Robin avanzo directamente hacia ellos.

-Oye tú, ¿Qué cojones haces?- pregunto bruscamente el guardia, ignorando al chico por un momento
Robin no le contesto. Simplemente siguió caminando en línea recata, saco el sable del cinturón y lo apunto hacia el hombre.  El sintiéndose molesto ante la osadía de la joven mujer, alzo el látigo, con la intención de golpearla. Robin siendo mucho más ágil se aparto en el momento justo en el que el látigo iba a alcanzarla. En ese momento, con una ágil cinta con la espada derribo al hombre, causándole un profundo corte en el costado. El guardia ahora yacía en el suelo, y todo el mundo se había sumido en un absoluto silencio.

Robin avanzo ahora hasta el poste. Con el sable corto las cuerdas que amarraban al chico, quien la miro con cara de sorpresa. El chico tenía unos enormes ojos redondos y una nariz respingona. Su pelo estaba desordenado de color negro y moderadamente largo. El chico era de constitución delgada, y no era mucho más alto que la propia Robin.

Se levanto lentamente y miro a Robin, aun confuso.

-¿Y tu quien eres?-  se aventuro a preguntar

-Que más te da a ti- le contesto ella muy fría, volvió a guardar su fiel sable en el cinturón

-Oye, tú eres la que ha interferido…- se quejo el chico confuso-Me llamo Jim.

-Que bien, pero no me importa en absoluto.

-Intento ser amable contigo ¿Por qué me lo pones tan difícil?

Mientras ambos discutían, mas guardias habían aparecido en ayuda de su compañero, que ahora estaba malherido gracias a Robin.

Inmediatamente ella se arrepintió de ayudar al chico y se maldijo en voz alta:

-¿Por qué nunca aprenderé…?

Entre tanto Jim se había colocado en guardia. Los guardias los superaban en número, y en armas. Sin embargo el chico demostró tener una agilidad anormal. Dos guardias se le encararon y mientras el se esforzaba en esquivar todos sus golpes Robin saco su sable de nuevo.

Justo a tiempo paro una estocada que le venía de frente. Derribo al guardia, quien en seguida volvió a la carga. Robin fue más rápida que él y se aparto a un lado, poniéndole la zancadilla, haciendo que cayese. Antes de que pudiese reaccionar, se agacho y le arrebato el sable.  Ella se lo lanzo al chico, que lo agarro al vuelo.

Ambos se colocaron espalda contra espalda. Aun quedaban 4 más.

-¿2 para cada uno?- pregunto Jim, sonriendo, como si no entendiese el lió en el que se habían metido.

Robin suspiro, y uno de los guardias se abalanzo sobre ella. Robin puso el sable entre los dos clavándoselo en el vientre.

El soldado cayó aturdido al suelo. Y Robin sonrió. Miro al último guardia que quedaba en su lado, sin prestar atención a Jim.

El por su parte mantenía a raya a los 2 tipos por igual. Su lucha era mucho más bonita que la de Robin. Un intercambio de cintas ataques y guardias entrenadas previamente. El chico era muy diestro con la espada, y con un ágil movimiento logro enredar las 3 espadas, arrebatándoselas a sus oponentes. El muchacho se giro, y sin pensarlo dos veces lanzo el sable por encima de la cabeza de Robin. Quien sorprendida vio como el sable se clavaba justo en el costado de el ultimo guardia en pie.

Ella seguía mirando estupefacta el cuerpo del hombre que ahora se quejaba del dolor.

Pero no pudo observarlo durante mucho tiempo, porque el chico la agarro de la mano y se la llevo casi a rastras del pueblo. Ambos se apartaron hacia la playa, y siguieron corriendo hasta que se sintieron un poco más seguros.

Robin se sentó en la arena aturdida, asimilando que probablemente había matada a 3 personas en un día, y Jim la observaba sonriendo.

-¿Eres pirata?- pregunto risueño

-¿De dónde sacas esas conclusiones?- pregunto enfadada ella- No, claro que no lo soy
Ambos se quedaron un rato en silencio, mirando el mar.

-Pues yo quiero ser un gran pirata- le dijo sonriendo a la vez que se sentaba junto a ella.

-Eso es absurdo, ¿Por qué quieres ser un criminal?

-Porque tiene que ser divertido.- dijo riendo, como si no importase nada de lo que estaba diciendo

-Estás loco, me arrepiento de haber intervenido antes.

-Ah es verdad,aun no te he dado las gracias- comento mientras miraba a la chica

-Eres un idiota, no lo he hecho por ti- le comento ella malhumorada-Una niña me lo pidió…

-¿Una niña?- dijo pensativo- Ah, claro, seria Rita, la hija de la tabernera… Llevo aquí poco más de una semana, y no conozco a mucha gente

-Sí, fue esa… Y ahora si me disculpas debo seguir con mi viaje.- le corto Robin levantándose y retomando el camino hasta su bote.

-¿Viaje? ¿A dónde vas?

-No es de tu incumbencia.

-¡Llévame contigo!- le suplico el

-¿¡Que!? Ni hablar…

-Por favor- siguió suplicando el chico- No tengo ningún sitio al que ir…

Robin se quedo pensativa, después de todo ella también estaba sola, y tener compañía seria ventajoso… Pero lo que de verdad le hizo replantearse que el chico la acompañase fue lo último que dijo.

Después de todo ella tampoco tenía ningún sitio al que ir. Viajaba de allí para que, a veces de polizón en grandes barcos, y otras en algún bote o barco pesquero pequeño, como era el caso ahora.
No tenía ningún sitio al que ir, igual que el. Además no le gustaba estar sola, aunque diese otra impresión. Al final Robin se decidió

-Está bien, ven conmigo…- dijo resoplando- Pero remas tu- le advirtió al final.

-Claro que si mi capitana- dijo el chico emocionado.

-No soy tu capitana, solo somos 2- dijo ella retomando la caminata. Jim se levanto y la siguió.

-¿Entonces eres pirata?- volvió a preguntar cuando la alcanzo.

-Por última vez, no, no soy ninguna pirata…

-¿Y cómo te llamas?-

-Me llamo Robbina- contesto ella sonriendo por primera vez aquel día.- Robbina de Florence.


-Muy bien, Lady Florence, te seguiré a donde quiera que  vayas- dijo el sonriendo.

2 comentarios:

  1. Menuda obsesión del chico por ser pirata jajaja
    Me encanta su forma de ser, un poco me recuerda a unos personajes que tengo algunos relatos suyos, jajaja.
    (Ah, por cierto, se dice finta, no cinta xD)
    ¡Un besín!

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    1. Oh me alegro de que te valla gustando la historia guapa<3 nos leemos^^ (Lo tendre en cuenta jajaj gracias)

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